12/03/2025

Políticas Públicas que Transforman: Impulsando la Economía Solidaria en América Latina

por Ehyder Barbosa (Universidad La Salle)
y Juan Fernando Álvarez (Pontificia Universidad Javeriana)
E-mails: e.barbosap01@gmail.com, alvarez_juan@javeriana.edu.co

En los últimos veinte años, la economía solidaria ha dado respuesta a los grandes desafíos de desigualdad que enfrenta América Latina. Más que un modelo económico, representa una forma de construir comunidad, basada en valores como la cooperación, la equidad y el compromiso con el bienestar colectivo. Países como Argentina, Brasil, Colombia y México han impulsado políticas públicas que han fortalecido a cooperativas, mutuales y otras organizaciones solidarias, permitiéndoles ser motores de desarrollo en sus territorios. Estas iniciativas han transformado vidas, creando oportunidades económicas y fomentando la unión entre las personas, todo con la mirada puesta en un futuro más inclusivo y humano (Anglada, 2017; OECD, 2022).

Marco Normativo y Financiero

El desarrollo de la economía solidaria se fortalece con marcos normativos sólidos que apoyan su promoción. En Colombia, la Ley 454 de 1998 sentó las bases del sistema de economía solidaria, estableciendo instituciones como la Unidad Administrativa Especial de Organizaciones Solidarias (Álvarez y Serrano, 2006). Por su parte, México promulgó la Ley de Economía Social y Solidaria en 2012, que impulsó el financiamiento a cooperativas y proyectos solidarios, mejorando la inclusión económica en comunidades marginadas.

En Argentina, el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) ha liderado la financiación de cooperativas agrícolas y proyectos rurales. Su informe más reciente destaca que, entre 2020 y 2022, las cooperativas generaron más de 50,000 empleos directos. Sin embargo, la fragmentación normativa y la falta de articulación entre niveles de gobierno siguen siendo un reto en la región (Battisti et al., 2020).

Educación

La educación en economía solidaria ha sido un eje transversal en las políticas públicas de los países analizados. Programas de formación como los implementados por el Ministerio de Trabajo de Colombia han capacitado a pequeños productores rurales en prácticas asociativas y sostenibles, fortaleciendo su participación en mercados formales (Barbosa y Gómez, 2021).

En México, las estrategias educativas incluyeron módulos especializados en economía solidaria dentro de la formación técnica para comunidades rurales. Estas iniciativas han permitido a las organizaciones desarrollar capacidades en gestión financiera, liderazgo y planificación estratégica, mejorando su sostenibilidad (Rojas, 2021). La educación no solo genera competencias, sino también conciencia sobre los valores de cooperación y equidad que definen a este modelo económico.

Redes y Cohesión Territorial

La creación de redes y la cohesión territorial son fundamentales para el éxito de las organizaciones solidarias. En Brasil, las redes de comercio justo han fortalecido el acceso de productos locales a mercados internacionales, mientras que en Argentina, las asociaciones regionales han promovido el intercambio de buenas prácticas entre cooperativas agrícolas (Bucheli y Salazar, 2022).

Estas redes no solo fortalecen la sostenibilidad económica de las organizaciones, sino que también generan un sentido de pertenencia y colaboración entre los actores involucrados. Las organizaciones solidarias que operan en redes muestran mayores índices de resiliencia frente a crisis económicas, destacando la importancia de estos vínculos (Rojas, 2021).

Desafíos y Oportunidades

A pesar de los avances, persisten desafíos significativos que limitan el potencial transformador de la economía solidaria en América Latina. Uno de los principales retos es la falta de recursos financieros, que afecta especialmente a las comunidades rurales, donde las organizaciones solidarias tienen dificultades para acceder a capital semilla o crédito a tasas favorables. Esto limita la capacidad de estas organizaciones para escalar sus proyectos, invertir en tecnología o ampliar su base operativa.

Por otro lado, la fragmentación normativa representa un obstáculo importante, ya que la falta de coordinación entre los diferentes niveles de gobierno —nacional, regional y local— genera duplicidad de esfuerzos, vacíos regulatorios y complicaciones administrativas. Esta situación no solo dificulta la implementación efectiva de políticas públicas, sino que también afecta la confianza de las comunidades en las instituciones responsables de apoyarlas.

No obstante, el panorama también ofrece oportunidades prometedoras para la economía solidaria en la región. La incorporación de tecnologías digitales ha comenzado a transformar la forma en que las organizaciones solidarias operan y se relacionan con los mercados. Plataformas de comercio electrónico permiten a pequeños productores llevar bienes directamente a consumidores, eliminando intermediarios y aumentando sus márgenes de ganancia. Las aplicaciones móviles y herramientas de gestión digital simplifican procesos como la contabilidad, la logística y el financiamiento, haciéndolos más eficientes.

La integración de enfoques de equidad de género y sostenibilidad ambiental representa un potencial adicional para la economía solidaria. La promoción de la participación activa de las mujeres en roles de liderazgo no solo fomenta la igualdad, sino que también aporta perspectivas innovadoras a los proyectos. Al mismo tiempo, priorizar prácticas sostenibles ayuda a fortalecer el compromiso con el medio ambiente, generando un impacto positivo tanto a nivel local como global. Estas oportunidades, bien gestionadas, pueden convertirse en motores clave para el crecimiento y la consolidación de la economía solidaria en América Latina.

Referencias

Álvarez, J., & Serrano, M. (2006). Estructuras de integración del cooperativismo y la economía solidaria en Colombia. Revista Venezolana de Economía Social, 6(11), 184-201.   http://bdigital.ula.ve/storage/pdf/cayapa/v6n11/articulo9.pdf

Anglada, S. (2017). De la innovación social a la economía solidaria. Claves prácticas para el desarrollo de políticas públicas. https://doi.org/10.7203/CIRIEC-E.88.6679

Battisti, L., Messias, J., & Marcuello, C. (2020). Las perspectivas Latinoamericana y Europea de la Economía Solidaria (No. ART-2020-119701). https://doi.org/10.5209/reve.69171

Barbosa, E., & Gómez, D. (2021). Economía solidaria y construcción de paz. Revista Sur. https://www.sur.org.co/economia-solidaria-y-construccion-de-paz/

Bucheli, M., & Salazar, F. (2022). Dinámicas institucionales de fomento a las cooperativas en Colombia: Contexto, accionar y rutas futuras. En F. Correa (Ed.), Instituciones y políticas públicas para el desarrollo cooperativo en América Latina. Documentos de Proyectos (LC/TS.2021/203/Rev.1). Comisión Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL.   https://repositorio.cepal.org/server/api/core/bitstreams/ed4a76b8-d09f-409b-a03a-8f5403ce83ed/content

Organisation for Economic Co-operation and Development (OECD). (2022). Recommendation of the Council on the Social and Solidarity Economy and Social Innovation. Legal Instruments https://www.oecd.org/regional/leed/social-economy/social-economy-recommendation/

Rojas, J. (2021). Panorama asociativo, arquitectura institucional y políticas públicas de fomento cooperativo en México durante las primeras dos décadas del siglo XXI. In F. Correa (Ed.), Instituciones y políticas públicas para el desarrollo cooperativo en América Latina. Comisión Económica para América Latina y el Caribe. https://hdl.handle.net/11362/48226

BUSCAR EN NOTICIAS

Con la colaboración de:

Con el patrocinio de:

El OIBESCOOP apoya y celebra el