Las fuentes para el estudio de la historia del cooperativismo y la Economía Social y Solidaria en Iberoamérica
por Juan Pablo Martí, Programa de Historia Económica y Social de la Universidad de la República (Uruguay)
y Mario Radrigán Rubio, CIESCOOP – Universidad de Santiago de Chile (Chile)
Este número especial del boletín del OIBESCOOP constituye un nuevo paso en la búsqueda de consolidar una red de investigadores/as con interés en la historia del cooperativismo y la Economía Social y Solidaria (ESyS). Se propone como continuación del monográfico sobre Historia del Cooperativismo y la Economía Social y Solidaria en Iberoamérica realizado el año 2023 en el mismo Portal web del OIBESCOOP. En esta oportunidad se plantea seguir profundizando en la historia de la ESyS en Iberoamérica a partir de la pregunta por las fuentes.
La pregunta por las fuentes cambió en la discusión histórica a mediados del siglo XX a partir del trabajo de la Escuela de los Anales, que pasó a basarse en la “historia-problema” y, por lo tanto, a plantearse la investigación histórica a partir de problemas que constituyen “el comienzo y el final de toda historia”. Es así que el trabajo de investigación histórica se inicia con preguntas y de allí se determinan los caminos a recorrer para dar respuesta al problema. El trabajo histórico es preguntar a los documentos siguiendo una hipótesis para resolver un problema (Vilar, 1999).
En el caso de la historia, la disponibilidad de fuentes son las que “modelan las oportunidades y establecen limitaciones al quehacer historiográfico” (Ortiz Bergia, 2017). Como decía Ginzburg (2004) para acceder al pasado los estudios históricos deben recurrir a los indicios, las huellas y las marcas dejadas por los objetos y en la memoria, no tiene la posibilidad de producir materiales ni de realizar experimentos.
El objetivo de este trabajo es presentar un conjunto de fuentes relevantes relacionadas con la historia del cooperativismo. Sin embargo, estas fuentes deben ser evaluadas y sopesadas con ojo crítico. Los estudios históricos deben examinar y criticar la fiabilidad de las fuentes cuestionando su confiabilidad, como los sesgos del autor y sus percepciones del evento. También es necesario examinar la validez. Esto es habitualmente criticado como una limitación de los estudios históricos y frecuentemente se aconseja centrarse en el análisis de los fenómenos y procesos históricos y sus interrelaciones sin pretender hacer inferencias causales globalizadoras. Sin embargo, cuando el material documental histórico y bibliográfico es contundente y los argumentos están sólidamente apoyados en evidencia empírica robusta, es posible establecer relaciones de causalidad histórica o de interrelaciones entre procesos (Sautu, 2005).
Es por ello que invitamos a un grupo de investigadores/as en historia del cooperativismo y la ESyS en Iberoamérica a preguntarse por las fuentes para el estudio de los orígenes del cooperativismo y evaluar su fiabilidad y validez.
Las preguntas que guían este esfuerzo son las siguientes: ¿cuáles son las fuentes históricas para el estudio de los orígenes del cooperativismo en cada uno de los países? ¿Se encuentran disponibles para la investigación? ¿Qué características presentan? ¿Se trata de fuentes fiables y válidas? ¿De dónde provienen? ¿Cuáles son los aportes más relevantes de estas fuentes?
Conscientes de la amplitud de la temática y conocedores de que el trabajo histórico requiere de una construcción acumulativa, en esta oportunidad se propuso hacer una breve evaluación sobre la disponibilidad de fuentes históricas (archivos, acervos documentales, papelería de cooperativas, etc.) y/o enfocarse en algún ejemplo relevante de fuentes históricas para la comprensión de los orígenes de una cooperativa o de un sector cooperativo.
El resultado que se presenta a continuación es muy variado desde distintas perspectivas. Tenemos muy variados tipos de fuentes: documentos públicos, un archivo histórico, testimonios orales, documentos de cooperativas, documentos personales, prensa cooperativa, etc. Todas estas fuentes históricas comparten el ser fuentes primarias que aportan a la comprensión de la historia del cooperativismo y la Economía Social y Solidaria. En segundo lugar, provienen de experiencias nacionales muy diferentes: Argentina, Chile, Colombia, Paraguay, Uruguay. Resta el desafío de involucrar más países y fuentes. En tercer lugar, provienen de archivos consolidados y otros no consolidados. Algunas experiencias, particularmente las del Archivo del Cooperativismo de Crédito de Argentina o el Archivo histórico del Cooperativismo del CIESCOOP de la Universidad de Santiago de Chile o el Archivo de Francisco Luis Jiménez de la Universidad Católica Luis Amigó de Colombia, responden a criterios archivísticos y, lo que es de gran importancia, se encuentran disponibles para su consulta. Esto nos permite suponer que el esfuerzo de consolidación de los archivos permitirá nuevas investigaciones y mejor historia. Sin embargo, en otros casos como la documentación sobre las cooperativas del Chaco de Argentina, la prensa del cooperativismo de trabajo de Uruguay o la documentación oficial sobre las cooperativas paraguayas, responden más a esfuerzos aislados de grupos de investigación.
Se puede plantear la pregunta sobre de quién o quiénes es la responsabilidad de la conservación de las fuentes. ¿Deben ser las propias cooperativas en particular y el movimiento cooperativo en general? ¿Deben contar con el apoyo, la infraestructura y el financiamiento estatal? ¿Deben participar grupos de académico/as y universidades aportando la mirada histórica y los criterios científicos para la construcción de un buen archivo? La respuesta a las tres preguntas no puede ser otra que afirmativa. Solo con la colaboración, o mejor dicho la cooperación, de las cooperativas, los Estados y la academia, se podrá conservar el acervo documental que permita reconstruir la historia de las cooperativas.
Asimismo, los distintos trabajos nos plantean algunos desafíos: no solo es importante la conservación de las fuentes, es importante que esas fuentes tengan la posibilidad de ser trianguladas. Tal como se explica en la presentación del estudio de las cooperativas del Chaco, la triangulación de fuentes fue la que permitió la conservación de la historia.
Finalmente, lo más importante, disponer de las fuentes es el primer paso, pero lo más importante no son las fuentes y su conservación. Lo más importante son las preguntas y la búsqueda de respuestas. Tal como plantean Garces y Milo (1987) recuperar y preservar la memoria colectiva de las organizaciones y movimientos sociales es imprescindible para su proceso de desarrollo basado en la participación democrática de sus integrantes. Reconstruir el pasado colectivamente y reconocerse en la historia, permite valorar el presente, ayudando a encontrar valores, propuestas, proyectos inconclusos y sentidos de pertenencia que refuerzan la identidad de la organización y ayuda a contextualizar y desidealizar los recuerdos y tradiciones.
Referencias
Garces, M. & Milos, P. (1987). Aspectos educativos y políticos en la recuperación de la memoria popular. Eco.
Ginzburg, C. (2004). Tentativas. Rosario: Prohistoria.
Ortiz Bergia, M. J. (2017). Huellas de la Historia para la historia. Fuentes en la historia social argentina reciente. Historiografías: revista de historia y teoría (14), 51-68.
Sautu, R. (2005). Todo es Teoría. Objetivos y métodos de investigación. Buenos Aires: Lumière.
Vilar, P. (1999). Iniciación al vocabulario del análisis histórico (M. D. Folch, Trans.). Barcelona: Crítica.