La economía social en el Portugal decimonónico: Sousa Brandão
por Jordi Estivill [1]
Francisco Maria Sousa Brandão (1818-1892) fue un ingeniero militar, especializado en la construcción de ferrocarriles que se formó en la Escuela Politécnica de Porto y después en la ‘Ecole des Ponts et Chaussés’ de Paris. Fundador del Partido Republicano (1875) y posteriormente del Partido Socialista Portugués. Diputado (1865-1868) y General participó activamente en las guerras y revueltas de su época (1834, 1846) y fue herido. Se exilió en París y presenció la revolución de 1848. Cuando volvió a Portugal en 1849 fue un activo socialista y alto dirigente francmasón: fue fundador, con Lopes de Mendonça, de la revista “O eco dos operarios”[2] , de la asociación para la mejora de las clases trabajadoras, y de varias cooperativas. Escribió en 1857 un importante y significativo libro sobre la economía social[3], que perfectamente puede compararse con lo que se escribía en Europa en aquellos tiempos.
El libro de Sousa Brandão es un interesante Tratado de 144 páginas que supone una clara ruptura con anteriores análisis[4]. En su explicación previa ya anuncia que, a partir de su simpatía con la clase obrera, su objetivo es la crítica a un conjunto de ideas falsas que circulan sobre el crédito, el capital, la moneda, los tributos, la distribución y la acumulación de las riquezas.
Sousa Brandão se sitúa en una perspectiva dialéctica por la que la desigualdad hace levantar a los hombres contra sus opresores en la búsqueda de su libertad. En esta persecución, desde la esclavitud, la Edad Media hasta sus días, la asociación libre y el trabajo son las condiciones de la emancipación: “Pelo poderoso incentivo que a associação dá ao trabalho, como princípio da produção e do consumo, que são os objetos principais da economia, daremos a este conjunto de ideias o título de ECONOMIA SOCIAL”[5]. Esta definición se completa con la identificación de un proceso en el que primero se constituyen las asociaciones, algunas procedentes de los antiguos gremios, después las sociedades de socorros mutuos y posteriormente las productivas, y de la elaboración de un cuerpo científico que se fundamenta en Saint Simon, Fourier, Pierre le Roux, Cabet, Proudhon, Louis Blanc, Bastiat y Pinheiro Ferreira, único portugués que cita.
Reconoce Sousa Brandão que la economía social proviene de la economía política y de la afirmación de Adam Smith que el valor se fundamenta en el trabajo. Al mismo tiempo, critica a la economía política porque acepta las costumbres como leyes naturales y describe los hechos sin querer modificarlos, se focaliza en el comercio y no en la producción, justifica la renta propietaria y el interés, consagra el principio de la utilidad sin tener en cuenta las necesidades y conduce a una competencia fuente de monopolios, fraudes, riesgo de fracaso de muchos establecimientos y sobretodo precariedad y disminución salarial. Frente a esta concepción se alza la economía social que los socialistas defienden. Termina su larga introducción con estas palabras:
“À missão da economia política acabou. O furor por ela extinguiu-se. O valor dos seus princípios perdeu-se. A aplicação das suas regras é sem resultado”…”Tal e a razão porque os socialistas tomaram a missão de reformadores e se propuseram destruir os abusos econômicos, refazendo a ciência, e assentando-a sobre o trabalho, principio único da produção, e origem de todas riquezas”.
Lógicamente, dedica el primer capítulo al trabajo concebido como esfuerzo humano transformador que da valor a los productos y que es distinto del precio fijado por el mercado. El trabajo es la fuente igualitaria de todos los derechos y no la propiedad. A cada uno según su trabajo, afirma. Lo que le aleja de los economistas y de la economía política dominantes. Frente a ellas debe erigirse la economía social como ciencia de la producción y el consumo asociativos libres, que estudia las condiciones sociales para reformarlas estableciendo el principio de la justicia. Y a pesar del “horror que causa este nombre”, Sousa Brandão se define como socialista para distinguirse de la vieja economía que defiende la sujeción del trabajador al capital, la división en dos clases de la sociedad y que quiere que “à reconstrução da sociedade parta da cima, dos governos, da centralização, quando os socialistas querem que parta de baixo, da simples associação para o trabalho”[6].
En su afán pedagógico, Sousa Brandão dibuja un círculo con Trabajo-Producción-Consumo con la Vida Social en el centro, concebida como movimiento social. Continúa estableciendo unos diálogos imaginarios en los que el hombre es el inicio y el fin de la transformación de la naturaleza. La cual con el esfuerzo humano alimenta la humanidad y sin el volvería a ser improductiva, inerme. Dedica varias páginas a explicar estas relaciones y a rebatir las tesis de Bastiat por las que la tierra y los agentes naturales tienen por sí mismas funciones útiles. No deja de ser interesante esta preocupación “ecológica” de Sousa Brandão que, aun cuando muchas de sus afirmaciones se hayan visto superadas, le conectan con la actual economía solidaria. Admira la capacidad natural de autoorganización animal: “Quando os animais silvestres estão livres da ação do homem parece que são mais inteligentes, mais vivos, e mesmo mais industriosos que quando domesticados. Não é difícil ver republicas d’estes animais, proverem a sua sustentação com uma ordem e uma economia, que os podíamos dizer sabedores d’esta ciência.”[7].
Citando a Fourier, Considerant y Proudhon, Sousa Brandão aborda en su segundo capítulo la caza, la pesca, la agricultura, la industria extractiva. La gratuidad de los medios naturales y su impotencia para transformarse sin la mano del hombre, conducen como consecuencia lógica a la afirmación de los derechos iguales a la tierra de todos los hombres. Mientras que estos tienen el derecho de consumir, guardar o intercambiar los productos fruto de su trabajo.
En el siguiente capítulo distingue dos dimensiones. Una es el trabajo intelectual o especulativo, otra el trabajo físico. Es una distinción clásica y convencional. Pero es más interesante la idea de su complementariedad y de la necesidad de que estas dos dimensiones sean cultivadas a lo largo de la vida. Imagina una unidad de trabajo resultado de las mismas que debería servir para mesurar el valor de sus manifestaciones e insiste en abrir la formación a todos sin monopolios ni exclusivismos.
Otra de las preocupaciones de Sousa Brandão es la de explicar el trabajo industrial y el maquinismo. Sus explicaciones son interesantes porque primero, permiten comprender en qué punto se encontraba la introducción del vapor y de las maquinas herramientas en Portugal. Segundo porque siendo ingeniero da una detallada información sobre la utilización de materiales y de fuentes energéticas, el papel de los motores, la producción textil. En tercer lugar, porque introduce la clasificación adoptada en la exposición universal de Paris de 1855 de la producción industrial. Y cuarto porque critica la noción de capital y los derechos que derivan de ella para defender que el capital es una acumulación del trabajo de varias generaciones. Y que por lo tanto el problema viene de la apropiación por unos pocos de un capital que la ley ampara y del hecho que los operarios no pueden acumular dado que deben gastar su mísero salario en el consumo. Sino fuera así, los trabajadores podrían asociarse, tener lo que él llama capital social, crear industria y gestionarla.
Sousa Brandão no parece un cristiano convencional y aun menos un católico estricto. Comparado con otros autores de su época sus referencias a un poder divino son mínimas y nunca habla de las enseñanzas de la iglesia católica. Pero tampoco se define en contra. Sus enemigos ideológicos son otros. Los especuladores, los explotadores, los que no reconocen el valor del trabajo, los que impiden la creación de asociaciones libres de consumidores y productores, una buena parte de los académicos de su época a los que dirige comentarios especialmente críticos poniendo de relieve la inutilidad de sus enseñanzas, las teorías erróneas introducidas por los economistas, ….
Sousa Brandão es un socialista, así se define el mismo, que argumenta en favor de una economía social liberadora al servicio del trabajo. El cual se convierte en su tratado en el centro de sus reflexiones. Conoce y cita a los autores del socialismo francés de su época, de los que escoge aquellos pensamientos que le permiten desarrollar sus posiciones. Utiliza varias veces el termino de comunista para rechazarlo, aunque los argumentos que da, sean, en este caso, bastantes confusos.
¿Sousa Brandão era un socialista utópico? Hasta cierto punto. Porque por un lado sus propuestas son contrarias a las ideas dominantes de su época, marcan un horizonte lejano y raramente explica cómo hay que cambiar las condiciones sociales, económicas y políticas que permitirían una transición hacia su modelo de sociedad cooperativa. Algunos comentarios negativos sobre la política y el mercado especulativo dejan entrever su central posición societaria. Quizás la alianza entre los que tienen la fuerza y los que trabajan con la inteligencia, en una misma dirección y la libre capacidad asociativa popular serían dos de sus razonamientos estratégicos. Por otro lado, no aspira, no lo dice, a convencer moralmente a los poderosos. Se dirige a los de abajo intentando ser lo más pedagógico posible, con cuadros y sinopsis, con argumentaciones bien construidas, algunas veces repetitivas. Su formación de ingeniero, a la que critica con vehemencia, y su curiosidad intelectual, le permite utilizar buena parte de los conocimientos técnicos y científicos que entonces circulaban. Lo que da como resultado un bien construido tratado de economía social centrado en el trabajo. Es una lástima que Sousa Brandão no pudiese publicar los otros volúmenes que promete al final de su obra, o que por ahora no se conozcan. Según sus propias palabras, pensaba dedicar el siguiente a las asociaciones, en el que evaluaría la producción y el consumo, y el tercero a la aplicación de los principios del primer volumen.
No deja de ser interesante, para terminar, transcribir su propia descripción de cómo elaboró su libro:
“Se se reputar que um esforço físico equivale a um sofrimento ou um trabalho a um esforço intelectual; podemos ter já a esperança de que os trabalhos da inteligência antes de manifestadas hão de ser todos incluídos no preço porque se paga a manifestação, e ninguém poderá negar a justiça d’essa paga. Nós mesmos que escrevemos isto a que chamamos livro, tratado, ensaio, folheto, tudo o que quiserem, poderemos exigir, que junto com este trabalho se nos pague o tempo consumido a estudar a ciência militar ou a engenharia civil, ramos a que nos dedicamos nos tempos mais esperançosos? Não por certo. Qualquer que seja a sorte do escrito, o desprezo mesmo, o que temos direito a esperar é a remuneração de uma pare do tempo consumido em estudar os economistas e os socialistas. Nove anos que empregamos nas engenharias, se não foram de todo, foram na maior parte perdidos e inúteis a este escrito”[8].
[1] Profesor emérito de Política Social de la Universidad de Barcelona. Correo electrónico: jordi_estivill@hotmail.com
[2] Esta sería según Mesquita una de las primeras revistas socialistas en Portugal. Una primera serie se publicó semanalmente durante un año desde el mes de abril de 1850. Una segunda serie se llevó a cabo entre Setiembre y Octubre de 1851, Ver Mesquita, A. (2009) O pensamento socialista em Portugal no século XIX. Rev. Estudos Filosóficos n 3 .
[3] Sousa Brandao F.M. (1857) Economia Social (primeira parte). O trabalho. Lisboa. Typ. do Progresso.
[4] Estivill,J. (2017 ) Os primordios da Economia social em Portugal. Sociologia: Revista da Faculdade de Letras da Universidade do Porto, Vol. XXIII y XXIV.
[5] Sousa Brandao, F.M.(1857) Op.Cit. (pag. VIII).
[6] Sousa Brandao, F. M. (1857) Op.Cit.. (pag.12)
[7] Sosa Brandao. F. M. (1857) Op. Cit. (pag. 43)
[8] Sousa Brandao.F.M. (1857) Op. Cit. (pag.86 y 87). Para conocer aspectos complementarios de su pensamiento, es útil leer la revista Eco de los Operarios.