03/12/2024

Fuentes documentales para la historia del cooperativismo. Los archivos personales: el caso de Francisco Luis Jiménez Arcila

por Hernando Zabala Salazar, Universidad Católica Luis Amigó (Medellín, Colombia).
Correo electrónico: hernando.zabalasa@amigo.edu.co

El desarrollo de las ciencias sociales, en cualquiera de sus disciplinas, por siempre ha implicado hacer importantes esfuerzos por encontrar la información necesaria, a través de la utilización de fuentes de variado tipo (primarias, secundarias o terciarias). Sin embargo, en la ciencia de la Historia es imprescindible el encuentro, revisión y análisis del documento: entendiéndose éste como soporte físico de interés para abordar una determinada materia, fenómeno social o hecho histórico.

En general, los procesos descriptivos o analíticos relacionados con los fenómenos históricos son, fundamentalmente, investigaciones documentales (aunque no se descarta el proceso de reconocimiento o inferencia de hechos mediante la observación y el uso de instrumentos comunes en otras ciencias como la sociología, la economía o la antropología) que se producen, en primera instancia, a partir del acercamiento a las fuentes escritas: cartas, manuscritos, artículos, revistas, libros, manuales, tratados, monografías, memorias, ponencias, estudios específicos, informes, actas notariales, documentación oficial gubernamental, prensa y otras clases de registros; pudiéndose utilizar otras fuentes no escritas pero directas, tales como grabaciones, registros fílmicos, videos y las múltiples formas utilizadas en medios virtuales. Por lo general, en las últimas décadas, se ha preferido y generalizado el uso de fuentes secundarias, en sus diferentes formas (narrativas, análisis crítico, revisión de tendencias, etc.); empero no puede haber fuente secundaria sin el reconocimiento de la fuente primaria, la cual otorga una información más cercana a la materia o hecho indagado, permitiéndose una mayor objetividad sobre una realidad o una situación dada.

El amplio uso de las fuentes de acceso abierto que se encuentran en la Web pareciera hacer olvidar que la fuente primaria, tal como las dos palabras lo significan, da una idea de que se trata del origen de una información determinada, esto es, lo que hay más cercano al acontecimiento.

Ocurre con el desarrollo de los trabajos más conocidos sobre la historia del movimiento cooperativo en diferentes países que en la mayoría de los casos hacen alusión a fuentes secundarias y poco acercamiento a las fuentes primarias. Y las más importantes de estas últimas se encuentran en las memorias de eventos y reuniones, en los archivos institucionales y en los archivos personales. Y este último es el caso de la narrativa histórica que se ha venido recuperando en Colombia, mediante el acercamiento a los archivos personales del mayor promotor del cooperativismo colombiano y latinoamericano.

En el municipio de Granada, en las escarpadas montañas que delimitan la meseta del oriente del departamento de Antioquia (Colombia), nacía Francisco Luis Jiménez el 2 de octubre del año 1902. Sus estudios secundarios los cursó en el Colegio San José de Marinilla, desde donde se trasladó a Medellín para adquirir los conocimientos en Derecho y Ciencias Políticas. Su tesis de grado, que denominó Cooperativas de Consumo, fue la primera obra teórica acerca del fenómeno del cooperativismo que se produjera en los claustros universitarios de Colombia, valiéndole altos honores al momento de su graduación. Terminados sus estudios superiores en el año 1928 inició prácticas jurídicas al lado de destacados profesionales del Derecho y en 1929 fue designado como Juez Civil del Circuito de Marinilla. Simultáneamente al ejercicio de la función pública asumió la rectoría de su antiguo claustro juvenil. En desarrollo de estas actividades, muy pronto se vio comprometido con las diferentes problemáticas que giraban alrededor de los nuevos grupos de trabajadores, producto de la renovación económica y política del país; esto le instó a participar de la fundación de la Unión Nacional de Empleados.

Figura 1. Francisco Luis Jiménez, a sus 104 años

Fuente: Archivo documental de la Universidad Católica Luis Amigó de Medellín.

Fue el promotor de múltiples cooperativas en Colombia durante los años 30 y 40 del siglo XX. En estos años, partiendo de sus vínculos con las organizaciones de trabajadores y su contribución al cumplimiento de las misiones propias de ellas, quiso hacer efectivas las tesis proyectadas en su trabajo de grado y forjadas por la formación humanista obtenida desde niño. Desde entonces se hizo difusor en profundidad de la esencia del cooperativismo, inicialmente mediante diversas publicaciones periódicas y discursos radiales en la ciudad de Medellín. Sus ideas se encuentran integradas en estudios sobre muy diversas potencialidades del cooperativismo para el logro de la emancipación de los obreros y los campesinos, en ponencias presentadas en múltiples eventos o haciendo parte de informes periódicos de las organizaciones de las que hizo parte; orientador de los primeros congresos cooperativos en Colombia que, años después, iniciando la década de los sesenta, dieron origen a las integraciones cooperativas más estables de orden nacional e internacional (entre estas la Organización de Cooperativas de América –OCA-).

Apenas a finales del siglo se iniciaron los esfuerzos por recuperar su recorrido histórico y su pensamiento. En 1990, con el auspicio del Departamento Administrativo Nacional de Cooperativas se publicaron dos tomos, que recogieron sus memorias con el título El movimiento cooperativo colombiano e iberoamericano. Bajo la responsabilidad de quien escribe estas notas se hizo acopio en 1992 de algunos de sus principales escritos en el libro Fomento planificado, integración y desarrollo. Selección de Escritos (1943-1989). Comenzando el siglo XXI, un equipo de docentes-investigadores de la Universidad Católica Luis Amigó de Medellín efectuó una minuciosa revisión de su archivo documental produciendo dos sendos libros: Francisco Luis Jiménez Sembrador de una esperanza (1930-1960), Tomo I, y Francisco Luis Jiménez Sembrador de una esperanza (1961-2004), Tomo II (publicados en 2006 y 2007). En estos años el periodista Carlos Banegas Herrera, con base en múltiples entrevistas personales, publicó el libro Francisco Luis Jiménez Arcila, padre del cooperativismo colombiano (2006). Con la colaboración del autor de esta nota, Jiménez produjo dos obras al final de su vida: El cooperativismo ayer, hoy y mañana. Mensajes contemporáneos (publicado en 2002) y Francisco Luis Jiménez Arcila. Memorias 1980-2006 (publicado en 2007). Falleció en Medellín el 29 de marzo de 2009.

Todo el acervo documental de Jiménez (libros publicados, estudios especializados, informes empresariales, artículos publicados en prensa, cartas, libretas de apuntes, comunicados y otros registros escritos) así como su biblioteca personal, condecoraciones, diplomas, cuadros y fotografías, se encuentran dispuestos, ordenados y catalogados en la biblioteca de la Universidad Católica Luis Amigó, la cual cuenta con un espacio específico denominado Centro Documental Francisco Luis Jiménez. Para adelantar los estudios sobre el pensamiento de Jiménez, se estableció una base de datos escaneada de más de trecientos documentos. En un próximo futuro se hará la microfilmación de los ejemplares de prensa de los años 30 del siglo XX y se producirá un estudio biográfico de este líder cooperativista.

Permítanme hacer un apunte final. La conservación y rescate de la memoria documental de los pensadores, promotores y líderes del cooperativismo latinoamericano es una tarea de primer orden. La tarea registrada respecto de la memoria documental de Jiménez es un ejemplo a seguir para que los claustros universitarios contribuyan con este propósito. Todos quienes hemos de comprometernos en esta tarea no podemos olvidar que:

Mnemósine, la hija de Urano, dio a sus hijas (las nueve musas) las habilidades destinadas a evitar que los seres humanos no caigamos en la amnesia. Todo ejercicio de memoria es una cura para la amnesia. No es posible movilizar a un pueblo para que participe del sueño de la Cooperación si la utopía no está presente en nuestras conciencias, si se encuentra nublada por el olvido.

Todo lo que hacemos en el pasado constituye múltiples caminos y múltiples cruzamientos para construir el presente; lo que somos hoy no es más que la confluencia de esos variados senderos. Y esa memoria del pasado nutre nuestras ilusiones, es la fuerza impulsora que nos conduce a emprender el camino para atravesar nuevas cumbres que se observan en el horizonte. Toda cooperativa es una aventura humana por hacer ciertos los ideales de una vida mejor. Como decía Henri Desroche sin memoria no puede haber movimiento; no puede haber presente, no hay imaginación… no hay ilusión.

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