El cooperativismo mexicano en dos momentos: repositorios históricos para su estudio
por Jesús Méndez Reyes, Investigador Titular adscrito al Instituto de Investigaciones Históricas
de la Universidad Autónoma de Baja California, México
Correo electrónico: jmreyes@uabc.edu.mx
Una de las actividades que persisten en México avanzado el siglo XXI es el trabajo comunitario, el asociacionismo y la cooperación. Se debe no únicamente a la tradición de los pueblos originarios o agrupaciones de inspiración católica como los montes píos, las cajas rurales, las cajas de ahorro y los sindicatos obreros surgidos, dos siglos atrás, tras la encíclica Rerum Novarum de León XIII. Corresponden también a la verticalidad con la que los gobiernos de distinto signo político decidieron organizar a la población y compartir responsabilidades, verbigracia, la fundación de la Escuela Nacional de Agricultura, la Comisión para el Estudio del Crédito y la Caja de Préstamos para Obras de Irrigación y Fomento de la Agricultura en las postrimerías del Porfirismo (1900-1909).
Vendrían luego los gobiernos posrevolucionarios que atendieron a grandes conglomerados de obreros, educadores, campesinos, pescadores y desempleados entre 1920 y 1940. Podría decirse que esa fue la primera etapa del cooperativismo en la República Mexicana. ¿Dónde consultar o dar seguimiento a aquellas organizaciones del entramado cooperativo nacional?
Entre las fuentes documentales de carácter público se encuentran la reglamentación y leyes publicadas en el Diario Oficial de la Federación, los Debates de la Cámara de Diputados y la biblioteca de la Secretaría de Educación Pública conservada en la Biblioteca y Hemeroteca Nacional https://bnm.iib.unam.mx/, en el Archivo General de la Nación https://www.gob.mx/agn/es/#676 y en la biblioteca del Banco de México https://www.banxico.org.mx/servicios/biblioteca-del-banco-mexico-i.html
Las cooperativas pulularon en la mayoría de las entidades federativas después de la posguerra, algunas pervivieron por el esfuerzo de los propios socios que interiorizaron los principios cooperativos y maduraron para despuntar entre 1950 y 1960, como los emprendimientos dedicados al transporte de pasajeros en el sur y norte de México, probablemente para apuntalar a una planta de bienes de capital japonés (Toyoda), luego netamente mexicano, que fabricó camiones (DINA) y proveyó de automotores con financiamiento a largo plazo (Gámez M. & J. Olvera, 2020).
Otros emprendimientos sociales buscaron el desarrollo de las regiones a partir de su “vocación” y características productivas, como las artesanías en Oaxaca, Guerrero y Chiapas, cooperativas silvícolas en Durango o Chihuahua, y pesqueras en Veracruz, Yucatán, Sinaloa y en la península de Baja California. Numerosa información se encuentra en el Archivo General de la Nación (https://www.gob.mx/agn/es/ ), fondo Secretaria de Trabajo y Previsión Social y el Registro Nacional Cooperativo de la Secretaría de Economía.
Apareció también un banco dedicado exclusivamente a refaccionar a las cooperativas de pescadores que acabó con un escándalo de corrupción del Banco Nacional Pesquero y Portuario, S.N.C. por prestar al gobierno en monedas extranjeras https://repositoriodocumental.ine.mx/xmlui/handle/123456789/101888
De modo que, el segundo momento del cooperativismo organizado por el gobierno federal se dio entre 1970 y 1990 instituyendo cooperativas indígenas, cuando muchos habitantes de origen étnico habían migrado a las zonas urbanas o a Estados Unidos. Bajo el populismo de la época quiso emularse la experiencia de 50 años atrás reviviendo el Instituto Nacional Indigenista, actualmente Instituto Nacional para los Pueblos Indígenas. En su biblioteca puede hallarse información vasta para dar seguimiento a algunas cooperativas https://bibliotecadigital.inpi.gob.mx/ , unas de escasa vida, otras sentando las bases para ejercicios de economía familiar y social, como la elaboración de piñatas https://ichan.ciesas.edu.mx/economias-solidarias-ano-35-num-381-marzo-2024/
Finalmente, los archivos estatales y municipales cuentan con información abundante, aunque no organizada o digitalizada para su consulta remota, Seguramente en el transcurso de los siguientes años tendremos a la mano algunos repositorios para dar cuenta de la historia del cooperativismo en México y los cambios de un nuevo gobierno que deseamos sea independiente y emprenda derroteros propios a favor del cooperativismo.
Referencias
Gámez Moisés y Jorge Olvera. 2020. En medio del fracaso y la transformación empresarial. Toyoda de México: laboratorio industrial de bienes de capital, 1953-1961 (México: El Colegio de San Luis).
Méndez Reyes J. 2017. “Recuento del cooperativismo en la península de Baja California, sectores productivos y economía social durante el siglo XX. Notas para su estudio” en Ivana Frasquet, Josep Escrig y Laura Renau (editores), Memoria del XVIII Congreso AHILA En los márgenes de la historia tradicional. Nuevas miradas de América Latina desde el siglo XXI, Valencia, España.
Méndez Reyes J. y José Atahualpa Chávez Valencia. 2024. “Purhépechas y economía solidaria: de la pesca en Janitzio a la elaboración de piñatas en Playas de Rosarito, Baja California” en: Ichan Tecololtl, año 35, núm. 381. https://ichan.ciesas.edu.mx/economias-solidarias-ano-35-num-381-marzo-2024/